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Reportes Bonitos, Fracasos Estrepitosos: El Lado Oscuro del Data que Nadie Te Cuenta

¿A poco no te ha pasado? Inviertes horas, días, ¡hasta semanas! en armar un reporte de datos que parece salido de una revista de diseño. Gráficas espectaculares, colores vibrantes, todo alineado a la perfección. Lo presentas con orgullo y… ¡fracaso total! No entiendes qué salió mal, si todo se veía tan prometedor. Pues déjame te digo, mi chavo, que no estás solo. A mí me ha tocado ver cada cosa…

En mi experiencia, el problema no es la estética, aunque claro, ayuda tener un buen diseño. El verdadero meollo del asunto está en los “puntos ciegos” que solemos ignorar al analizar datos. Esos detalles que, por enfocarnos en lo obvio, dejamos pasar y que, a la larga, terminan costándonos caro. ¡Vamos a desmenuzarlo!

La Trampa de los Datos Superficiales

A veces, nos quedamos en la superficie, en lo que los datos nos muestran a primera vista, sin indagar más allá. Es como ver una película sin entender el contexto, la historia de los personajes, el mensaje del director. Simplemente vemos lo que está en pantalla, pero no lo interpretamos.

En el mundo del data, esto se traduce en fijarnos solo en las tendencias generales, los promedios y las cifras más llamativas, sin considerar las variables ocultas que podrían estar influyendo en esos resultados. Por ejemplo, si vemos que las ventas de un producto aumentaron en un mes, nos emocionamos y lo celebramos. ¡Qué chido! Pero, ¿qué tal si ese aumento se debió a una promoción agresiva, a un evento especial o, incluso, a un error en el sistema? Si no investigamos a fondo, podríamos estar tomando decisiones basadas en información incompleta o, peor aún, ¡falsa!

Yo creo que la clave está en ser curiosos, en no conformarnos con la primera respuesta. Debemos hacernos preguntas difíciles, cuestionar los datos, buscar patrones inusuales y, sobre todo, escuchar a los expertos que conocen el negocio a fondo. Ellos son los que realmente pueden ayudarnos a entender el significado detrás de las cifras.

El Peligro de Confundir Correlación con Causalidad

Este es un error clásico que he visto cometer una y otra vez. Solo porque dos cosas parecen estar relacionadas, no significa que una cause la otra. Es como pensar que porque cada vez que llueve traigo paraguas, la lluvia es causada por el paraguas. ¡Absurdo!

En el análisis de datos, este error puede llevarnos a tomar decisiones completamente equivocadas. Por ejemplo, podríamos observar que existe una correlación entre el consumo de helado y el número de delitos. ¿Significa esto que el helado provoca que la gente se ponga más agresiva? ¡Claro que no! Lo más probable es que ambos factores estén relacionados con el clima cálido. En verano, la gente come más helado y también pasa más tiempo en la calle, lo que aumenta las oportunidades para que se cometan delitos.

Desde mi punto de vista, la solución a este problema es ser muy cuidadosos al interpretar los datos y evitar sacar conclusiones precipitadas. Debemos buscar evidencia adicional que respalde nuestras hipótesis y, sobre todo, tener en cuenta el contexto en el que se producen los fenómenos que estamos analizando.

La Falacia de la Confirmación: Solo Veo Lo Que Quiero Ver

Este sesgo cognitivo nos lleva a buscar y recordar información que confirma nuestras creencias preexistentes, ignorando o minimizando la evidencia que las contradice. Es como cuando estás convencido de que un restaurante es malísimo y, aunque alguien te diga que ha mejorado, sigues pensando lo mismo.

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En el contexto del análisis de datos, esto puede ser muy peligroso. Si tenemos una idea preconcebida sobre un tema, podríamos estar tentados a seleccionar solo los datos que la apoyan, ignorando aquellos que la refutan. Esto nos llevaría a conclusiones sesgadas y a tomar decisiones erróneas.

Personalmente pienso que la mejor manera de combatir la falacia de la confirmación es ser conscientes de su existencia y esforzarnos por ser objetivos. Debemos buscar activamente evidencia que contradiga nuestras creencias y estar dispuestos a cambiar de opinión si los datos lo justifican. También es útil contar con la opinión de otras personas, que puedan ofrecernos una perspectiva diferente y ayudarnos a identificar nuestros sesgos.

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El Olvido de la Importancia del Contexto

Los datos, por sí solos, no significan nada. Necesitan un contexto para adquirir sentido y relevancia. Es como leer una frase sin conocer el resto del párrafo o escuchar una canción sin saber el nombre del artista o el álbum. Simplemente no logras captar el mensaje completo.

En el mundo del data, el contexto puede incluir factores como la industria, la competencia, la situación económica, las tendencias sociales, etc. Ignorar estos factores puede llevarnos a interpretar los datos de forma errónea y a tomar decisiones equivocadas.

Me pasó que, en una empresa, analizamos las ventas de un producto y vimos que habían disminuido significativamente en comparación con el año anterior. Entramos en pánico y empezamos a implementar medidas drásticas para revertir la situación. Sin embargo, después nos dimos cuenta de que la disminución en las ventas se debía a que un competidor había lanzado un producto similar a un precio mucho más bajo. ¡Si hubiéramos tenido en cuenta este factor desde el principio, nos habríamos evitado muchos dolores de cabeza!

La Sobredosis de Datos: Ahogándonos en Información

En la era de la información, tenemos acceso a una cantidad abrumadora de datos. Esto puede ser una gran ventaja, pero también una trampa. Si no sabemos cómo filtrar, organizar y analizar la información de forma eficiente, podemos terminar ahogándonos en un mar de datos irrelevantes y perdiendo de vista lo que realmente importa.

Es como tratar de encontrar una aguja en un pajar. Cuanta más paja haya, más difícil será encontrar la aguja. En el análisis de datos, la paja representa la información irrelevante, mientras que la aguja representa los insights valiosos.

Yo creo que la clave para evitar la sobredosis de datos es definir claramente nuestros objetivos y enfocarnos en la información que es relevante para alcanzarlos. Debemos aprender a identificar los datos más importantes, a priorizarlos y a descartar aquellos que no nos aportan valor. También es útil utilizar herramientas y técnicas de visualización de datos que nos permitan identificar patrones y tendencias de forma rápida y sencilla.

Conclusión: No Te Fíes Solo de la Apariencia

En resumen, un reporte de datos bonito no garantiza el éxito. Debemos ser conscientes de los puntos ciegos que pueden nublar nuestro juicio y esforzarnos por analizar la información de forma crítica, objetiva y contextualizada. No te dejes llevar por la apariencia, profundiza, pregunta, investiga y, sobre todo, confía en tu intuición. ¡Así, de plano, tendrás más posibilidades de tomar decisiones acertadas y alcanzar tus objetivos! Y si te interesa seguir aprendiendo sobre este tema, podrías buscar información sobre análisis predictivo o sobre cómo crear dashboards efectivos. ¡Te va a servir un montón!

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