KPIs “Al Chile”: ¿Números Reales o Puro Rollo?
¿Alguna vez has sentido que te están vendiendo gato por liebre con esos reportes llenos de gráficas y números que parecen sacados de una película de ciencia ficción? ¡A mí sí! Y no hablo de la última película de Marvel, sino de esos reportes que te presentan en la chamba, donde los KPIs (Key Performance Indicators, pa’ los que no sepan) parecen más una ilusión óptica que una realidad tangible. ¿Será que nos están dando atole con el dedo? Yo creo que sí, y hoy vamos a desenmascarar esos trucos.
El Arte de “Maquillar” los Números: Unas Clasesitas Exprés
En mi opinión, hay un arte oscuro en el mundo de los negocios: el arte de “maquillar” los números. No me refiero a ponerles rímel y labial, ¡claro que no! Me refiero a usar técnicas, a veces no tan éticas, para que los KPIs se vean más bonitos de lo que realmente son. ¿Cómo le hacen? Pues hay varias maneras. Una muy común es cambiar la definición del KPI a mitad del camino. Por ejemplo, si al principio definieron que las ventas deben crecer un 10% mensual, pero no lo están logrando, ¡zas!, cambian la definición a un crecimiento del 5% trimestral. ¡Magia! Ya alcanzaron la meta.
Otra técnica que he visto mucho es la de seleccionar cuidadosamente el periodo de tiempo a analizar. Escogen el mes o el trimestre donde los números fueron mejores, ¡aunque sea por pura chiripa!, y lo presentan como si fuera la tendencia general. Y ni hablar de los “ajustes” que se hacen a los datos, justificándolos con razones técnicas o “errores” que casualmente siempre favorecen el resultado final. Desde mi punto de vista, esto es como ponerle Photoshop a la realidad.
Cuando la Realidad Te Da una Cachetada: Mi Experiencia Personal
A mí me pasó una vez algo bien curioso en una empresa donde trabajaba. Estábamos todos emocionados porque los KPIs de satisfacción al cliente estaban por las nubes. ¡Era el paraíso! Hasta que un día, revisando los comentarios de los clientes, me di cuenta de que la mayoría eran genéricos, copiados y pegados, o incluso… ¡falsos! Alguien del equipo de marketing se había dado a la tarea de inventar testimonios positivos para inflar los números. ¡De plano! La verdad, me sentí bien decepcionado. Ahí aprendí que los KPIs, por muy bonitos que se vean en el reporte, no valen nada si no reflejan la realidad. Desde entonces, siempre me tomo los reportes con un granito de sal.
¿Por Qué Hacen Esto? El Dilema del “Éxito” a Toda Costa
Pero, ¿por qué las empresas se toman la molestia de inflar sus KPIs? Yo creo que la respuesta es sencilla: presión. La presión de los inversionistas, de los jefes, de los accionistas por mostrar resultados positivos, aunque sean falsos. La cultura del “éxito” a toda costa ha llevado a que algunas empresas prefieran aparentar que ser honestas. En mi opinión, esto es un error garrafal. A la larga, la verdad siempre sale a la luz y las consecuencias pueden ser devastadoras.
Además, otra razón es la falta de claridad en la definición de los KPIs. Si los objetivos no están bien definidos, son ambiguos o poco realistas, es más fácil caer en la tentación de manipular los datos para que “encajen”. Por eso, es fundamental que las empresas inviertan tiempo y esfuerzo en definir KPIs que sean relevantes, medibles, alcanzables, realistas y con un tiempo definido (SMART, como dicen los gringos).
Las Consecuencias de los KPIs “Pirata”: Un Hoyo Negro en la Empresa
Los KPIs “pirata” no solo son un engaño, sino que también pueden tener consecuencias muy negativas para la empresa. Una de las más graves es que toman decisiones basadas en información falsa. Si crees que estás vendiendo más de lo que realmente vendes, puedes invertir en producción o expansión cuando en realidad deberías estar ajustando tu estrategia. ¡Imagínate el desastre!
Además, los KPIs inflados generan una falsa sensación de seguridad y complacencia. Si todo parece ir bien en el reporte, nadie se molesta en buscar problemas o áreas de mejora. Y lo peor es que fomentan una cultura de desconfianza y deshonestidad dentro de la empresa. Si los empleados ven que los jefes están “maquillando” los números, ¿por qué ellos no harían lo mismo? Ni modo, se pierde la integridad.
¿Cómo Detectar la Trampa? Consejos para No Ser Engañado
Ok, ya vimos que los KPIs “truqueados” son un peligro. Pero, ¿cómo podemos detectarlos? Aquí te van algunos consejos que a mí me han servido:
- Cuestiona todo: No te creas todo lo que ves en los reportes. Pregunta, investiga, profundiza.
- Compara los datos: Contrasta los KPIs con otras fuentes de información, como encuestas a clientes, reportes de ventas reales, o incluso con información de la competencia.
- Analiza las tendencias: No te fijes solo en el número final. Observa cómo ha evolucionado el KPI a lo largo del tiempo. Si hay cambios bruscos o inexplicables, ¡sospecha!
- Entiende el contexto: No ignores los factores externos que pueden influir en los KPIs, como la situación económica, la competencia, o las tendencias del mercado.
- Confía en tu intuición: Si algo no te cuadra, si sientes que te están ocultando algo, ¡haz caso a tu instinto!
La Solución: Transparencia y Honestidad “A Huevo”
En mi opinión, la solución a este problema es simple, pero no fácil: transparencia y honestidad. Las empresas deben comprometerse a presentar KPIs que reflejen la realidad, aunque sea fea. Deben ser transparentes sobre cómo se miden los KPIs y qué factores pueden influir en ellos. Y deben fomentar una cultura de honestidad donde los empleados se sientan seguros de reportar problemas y errores sin temor a represalias.
Yo creo que al final del día, la honestidad es el mejor KPI de todos. Una empresa que es honesta con sus clientes, con sus empleados y con sus inversionistas, es una empresa que tiene futuro. Y si los números no son tan bonitos como quisieras, ¡ni modo! Siempre hay oportunidad de mejorar, pero primero hay que reconocer la realidad. Porque como dice el dicho: “Más vale un mal arreglo que un buen pleito”. Y en el mundo de los negocios, más vale una verdad incómoda que una mentira piadosa.
Así que ya lo saben, raza, ¡ojo con los KPIs “maquillados”! No se dejen engañar y exijan transparencia y honestidad. Porque al final, la verdad siempre sale a flote, ¡y más vale estar preparados!