Tablero Ouija

7 Historias de Terror con la Ouija: ¿Te Atreves a Jugar?

7 Historias de Terror con la Ouija: ¿Te Atreves a Jugar?

7 Historias de Terror con la Ouija: ¿Te Atreves a Jugar?

¡Qué onda, compa! ¿Cómo andas? Espero que bien. Hoy quiero platicarte de un tema que siempre me ha dado un poquito de escalofríos, pero que a la vez me causa mucha curiosidad: la ouija. Sé que muchos la ven como un juego inofensivo, pero en mi experiencia (y en la de muchos otros) puede ser algo mucho más serio. Yo pienso que hay cosas que es mejor no revolver, ¿sabes? Pero bueno, vamos a entrarle al tema con unas historias que te van a poner los pelos de punta. Agárrate que ahí te va.

¿Un Simple Juego o una Puerta a lo Desconocido?

La ouija, ese tablero con letras, números y un “sí” y un “no”, ha estado presente en muchas culturas y épocas. Se supone que es una herramienta para comunicarnos con espíritus. Yo, personalmente, soy un poco escéptico, pero también creo que hay energías que no podemos explicar fácilmente. En mi familia siempre se ha dicho que es mejor no meterse con esas cosas, que uno nunca sabe qué tipo de entidades puede atraer. Mi abuela, que en paz descanse, siempre nos contaba historias de gente que había tenido experiencias muy feas después de usar la ouija. Desde ruidos extraños en la casa hasta presencias que los seguían a todas partes. Y la verdad, escuchar esas historias de niño, ¡uf!, te dejaba pensando dos veces antes de siquiera acercarte a un tablero de esos.

Tú podrías sentir lo mismo que yo… esa mezcla de curiosidad y temor. Y es que, vamos a ser honestos, la idea de contactar con el más allá es muy atractiva. Pero, ¿a qué costo? Esa es la pregunta que siempre me hago. Antes de contarte las historias, quiero recalcarte que no soy un experto en el tema, simplemente te comparto lo que he escuchado, leído y experimentado. Y te recomiendo que si decides usar una ouija, lo hagas con mucho respeto y precaución. No es un juego para tomarse a la ligera.

Historia #1: La Voz en el Silencio

Una vez, unos amigos míos, muy metidos en esto de lo paranormal, decidieron hacer una sesión de ouija en una casa abandonada. Ya sabes, para darle más ambiente. La casa, según contaban, tenía fama de estar embrujada. Durante la sesión, todo parecía normal. El vaso se movía lentamente, respondiendo preguntas sobre el futuro y cosas así. Pero de repente, uno de ellos, el más escéptico del grupo, empezó a escuchar una voz en su cabeza. Una voz que le decía cosas horribles. Al principio pensó que era su imaginación, pero la voz se hizo cada vez más fuerte e insistente. Tanto, que terminó gritando y rompiendo el tablero. Después de eso, tuvo pesadillas horribles durante semanas y sentía que alguien lo observaba constantemente. Nunca más quiso saber nada de la ouija.

Yo pienso que esta historia es un claro ejemplo de cómo la sugestión puede jugar un papel importante en estas experiencias. Pero también creo que hay veces que uno abre puertas que es mejor dejar cerradas. ¿Quién sabe qué tipo de energías andaban rondando esa casa abandonada? Lo que sí sé es que mi amigo quedó marcado para siempre.

Historia #2: El Objeto Perdido

Esta historia me la contó una prima. Ella y sus amigas jugaban a la ouija de vez en cuando, por diversión. Hasta que un día, durante una sesión, preguntaron por un objeto que una de ellas había perdido. El vaso se movió hacia una letra y luego otra, hasta formar una palabra: “armario”. La chica corrió al armario y, efectivamente, ahí estaba el objeto perdido. Hasta ahí todo bien, ¿no? Pero después de eso, empezaron a pasar cosas raras. El armario se abría y cerraba solo, escuchaban ruidos dentro y, lo peor de todo, la chica que había encontrado el objeto empezó a tener problemas de salud. Nadie supo qué fue lo que pasó exactamente, pero todos coincidían en que tenía algo que ver con la ouija y el armario.

En mi experiencia, los objetos pueden ser portadores de energías. Y si uno los encuentra a través de la ouija, puede que esté trayendo algo más que un simple objeto de vuelta a su vida. Es como si estuvieras removiendo una piedra y debajo encontraras un nido de serpientes. Mejor dejarlo quieto, ¿no crees?

Historia #3: La Presencia Invisible

Conocí a un señor que me contó que cuando era joven, él y sus amigos usaron la ouija en un cementerio (¡qué valientes!). Contactaron con una entidad que se identificó como un niño que había muerto hacía muchos años. Al principio todo fue normal, pero después empezaron a sentir una presencia invisible que los seguía a todas partes. Sentían que alguien los tocaba, escuchaban risas en la noche y veían sombras en las esquinas. La situación se volvió tan insoportable que decidieron buscar ayuda de un sacerdote. El sacerdote les dijo que habían abierto una puerta y que ahora tenían que cerrarla. Les hizo una limpieza y les recomendó no volver a usar la ouija. Afortunadamente, la presencia desapareció después de un tiempo, pero el señor nunca olvidó esa experiencia.

Yo pienso que los cementerios son lugares cargados de energía. Y usar la ouija ahí es como invitar a todos los espíritus a una fiesta. Es como si estuvieras gritando: “¡Aquí estoy, vénganse conmigo!”. Y créeme, no todos los espíritus que andan por ahí tienen buenas intenciones.

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Historias #4, 5, 6 y 7: Un Mosaico de Terror y Advertencias

Podría seguir contándote historias toda la noche, pero creo que ya te haces una idea. He escuchado de gente que ha tenido sueños premonitorios después de usar la ouija, de objetos que se mueven solos, de voces que susurran en la oscuridad. Cada historia es diferente, pero todas tienen un denominador común: el miedo y la incertidumbre. Una amiga me contó que después de una sesión, ella y sus amigos se sintieron observados durante mucho tiempo. Intentaban dormir, pero sentían que alguien estaba parado en la puerta de su habitación, observándolos fijamente. Otra persona me dijo que su casa se llenó de olores extraños después de usar la ouija. Olores a azufre, a podrido, a cosas que no se pueden describir. Era como si la muerte se hubiera instalado en su casa. Y por último, un conocido me contó que después de jugar con la ouija, empezó a tener visiones horribles. Veía demonios, criaturas grotescas y escenas de violencia. No podía dormir, no podía comer, no podía vivir en paz.

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La verdad, todas estas historias me hacen pensar dos veces antes de siquiera considerar usar la ouija. Yo entiendo la curiosidad, el morbo, la necesidad de experimentar lo desconocido. Pero creo que hay límites que no debemos cruzar. Hay puertas que es mejor dejar cerradas. Y la ouija, en mi opinión, es una de esas puertas.

Reflexiones Finales: ¿Vale la Pena el Riesgo?

Después de todo esto, ¿te atreverías a usar la ouija? Esa es una pregunta que solo tú puedes responder. Yo te he compartido mis reflexiones, mis experiencias y las historias que he escuchado. Tú eres quien debe tomar la decisión final. Pero recuerda, la ouija no es un juego. Es una herramienta que puede abrir puertas a lo desconocido. Y una vez que abres esas puertas, no sabes qué puede salir. Si decides usarla, hazlo con mucho respeto y precaución. Y si sientes que algo no está bien, detente. No sigas adelante. Es mejor prevenir que lamentar.

En mi experiencia, hay formas más seguras y constructivas de explorar lo desconocido. Puedes leer libros sobre el tema, ver documentales, hablar con expertos. Pero no juegues con fuerzas que no comprendes. No te arriesgues a abrir puertas que no sabes cómo cerrar. La vida es demasiado valiosa como para ponerla en peligro por un simple juego.

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